Dan un paso clave para las investigaciones genéticas
La apuesta es grande y ya está encaminada. Se trata de la creación del primer Laboratorio de Genética y Biología Molecular de la provincia, que funcionará bajo la órbita de la UNSJ y el Conicet. Este será un polo de desarrollo para hacer investigación científica y también para el avance de ensayos genéticos y mejoramiento de semillas, que van a beneficiar a 650 productores pequeños. Estos integran 30 cooperativas de Fecoagro, que de esta manera podrán acceder a tecnología hoy por hoy inalcanzable para ellos y que les permitirá incluso competir con las grandes empresas generadoras de semillas.
Se trata de un proyecto conjunto que involucra al Centro de Investigaciones de la Geósfera y la Biósfera (Ceigebio) de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNSJ y el Conicet. Ya llamaron a licitación para empezar a trabajar en la adaptación y ampliación de un inmueble dentro del predio del Observatorio Astronómico Félix Aguilar, en Chimbas, para convertirlo en laboratorio.
Paralelamente, también está en carrera el financiamiento del equipo necesario para tener operativas las instalaciones.
El titular del Ceigebio, Carlos Borghi, indicó que el objetivo es que el complejo empiece a funcionar en el primer semestre de 2017.
“Es necesario desarrollar la genética en San Juan, pero sin un laboratorio de estas características no era posible. No sólo será una herramienta para ayudar a los productores de Fecoagro, sino también va a permitir la formación de especialistas y el avance de proyectos de los investigadores. Va a ser un polo científico vinculada a la genética que hasta ahora no tiene precedentes en la provincia”, expresó Rosalía Paz, científica del Conicet y referente de la iniciativa.
CON LOS PRODUCTORES
La otra línea de transferencia tecnológica del laboratorios será el trabajo con la Federación de Cooperativas Agropecuarias de San Juan (Fecoagro), conformada por 650 familias. Es que desarrollarán marcadores genéticos (son un segmento de ADN, cuya herencia genética se puede rastrear) para colaborar con la pureza genética de sus semillas. También para hacer el mantenimiento y mejoramiento de las simientes, que con el paso de los años sufren lo que en la disciplina denominan como erosión genética. Se trata de estudios complejos, que necesariamente necesitan de genetistas y que los pequeños productores no pueden afrontar. De ahí que serán los primeros beneficiarios. De todos modos, el proyecto es más ambicioso pues si bien el agro será una faceta, luego avanzarán sobre cuestiones genéticas vinculadas a la fauna y también a los humanos.
Fuente: Diario de Cuyo.